Hokusai (1953)
Su obra está considerada como una de las más importantes del Japón por lo que a la pintura paisajista se refiere. A finales del siglo XVIII y principios del XIX el enriquecimiento de la burguesía japonesa fue la gran impulsora de la prolífica elaboración de estampas en serie, conocidas con el nombre de ukiyo-e o «Pinturas del mundo flotante», estas estampas, con un coste más reducido que una pintura original, eran las que la nueva clase social podía comprar. Esta técnica del ukiyo-e se practicaba y era conocida desde hacía tiempo —con artistas destacados como Hishikawa Moronobu, pero fue en este período donde se hicieron más populares. Hokusai incorporó a lo largo de su vida la esencia del arte de esta escuela. Las características de sus primeras obras eran la soltura con que realizaba las líneas con elegantes curvas que evolucionó hacia unas espirales dando una elegancia y espontaneidad aún mayor a sus dibujos. Las obras se grababan normalmente sobre planchas de madera de cerezo y el impresor podía hacer copias del original hasta que el relieve grabado en la madera empezaba a desaparecer. El tema principal eran retratos en un primer plano de geishas, actores del teatro kabuki y samuráis, que aparecían tanto en escenas eróticas como humorísticas. También aparecían rodeados de paisajes, y en esta especialidad Hokusai demostró toda su maestría.
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